04 mayo 2011

El grupo de discusión como artefacto científico para el análisis social.

Estudiantes de las diferentes licenciaturas de la Universidad Mesoamericana que estén desarrollando proyectos de investigación cualitativa, recomiendo este texto de Gerardo León Barrios, profesor de la Licenciatura en Comunicación en la Universidad Autónoma de Baja California, por el tratamiento tan claro y sencillo que hace acerca de la técnica grupo de discusión.
Lo encontrarán en la revista Comunicologí@ indicios y conjeturas. Disponible en: http://revistacomunicologia.org

Rafaela Andrés O.




24 febrero 2011

¿Leer y comprender?




Me resisto a considerar el afán de leer una simple “afición” entre otras: es una pasión, aún más, una forma de vida”. Fernando Savater

Comprender un texto es aprender a generar significados desde antes de leerlo, durante su lectura y después de leerlo. Se cree que leer es una actividad rutinaria sin embargo no es una actividad sencilla de realizar, es una actividad compleja que exige comprender en la medida que se lee.

Leer demanda el uso continuo de ciertos procesos mentales que ayudan a recibir e interpretar información asimismo implica captar y generar significados, por eso es importante tomar en cuenta procesos cognitivos (Pinzá, 2006, 10) pues el conocimiento es una actividad que los organismos llevamos a cabo para adaptarnos al mundo en que vivimos de manera exitosa. Sin conocimiento ninguna especie habría podido sobrevivir a lo largo de los diferentes cambios geológicos y ambientales que ha sufrido nuestro planeta. Todas las especies poseen un conocimiento incorporado por la vía de la herencia genética acumulada por su especie; con esta forma de conocimiento instintivo la gran mayoría de las formas de vida animal pueden sobrevivir incluso en sus primeras semanas de vida. La especie humana no posee esta ventaja comparativa en su configuración genética pero la compensa con un cerebro de mayor tamaño que le permite llevar a cabo funciones relacionadas con el pensamiento lógico y la producción de significados éstas son las funciones biológicas cognitivas (Varela, 1990).

Por otro lado están los procesos metacognitivos que ayudan a leer pensando, es decir que existe la posibilidad de hacer del conocimiento una actividad reflexiva capaz de producir mecanismos de auto-corrección que permiten al lector reconstruir su ambiente y verificar continuamente que esta construcción proyecte los resultados esperados en su relación con el mundo. Cuando logramos desarrollar la capacidad de intervenir en este proceso cognitivo al verificar la forma en que producimos nuestro conocimiento entonces hemos alcanzado un nivel metacognitivo; en este sentido Pinzás (2006, 26) señala que la metacognición involucra el conocimiento de uno mismo como aprendiz, y la regulación y control de la ejecución para que sea la mejor posible. En el caso de la lectura, la metacognición implica el conocimiento de las habilidades de uno mismo como lector y la regulación y el control de los procesos mentales (estrategias cognitivas) que conducen a la comprensión de lectura.

La metacognición tiene dos componentes que son el conocimiento sobre la propia metacognición y la autorregulación de la cognición explica que mientras el conocimiento sobre la propia metacognición refiere a que los lectores saben sobre las características de sus propios recursos y capacidades cognitivos y se dan cuenta de cómo pueden mejorarlos, la autorregulación refiere al uso, manejo, guía y control de la cognición como señalan Brown, Armbruster y Baker (1984) en Pinzás (2006). El que lee debe tener en cuenta dos aspectos importantes de la lectura: la decodificación y la comprensión

- La decodificación consiste en reconocer o identificar las palabras y sus significados, es decir, saber leerlas y saber qué quieren decir. Técnicamente, la decodificación da paso a un veloz "reconocimiento de palabras".

- La comprensión de lectura, consiste en dar una interpretación a la oración, pasaje o texto que se lee; es decir, otorgarle un sentido, un significado (Pinzás, 2006, 15).

En este proceso participa no sólo el alumno, también tiene un activo papel el profesor que debe leer junto con él, que lo oriente; el alumno no necesita del señalamiento destructivo o regaño que lo conduce a odiar la lectura y por ende alejarse de los libros. La comprensión de lectura no termina en un grado educativo específico, se va desarrollando en cada uno de ellos, adquiere un mayor nivel de complejidad en la universidad en donde no se enseña a leer y a escribir, sin embargo hay estudiantes de nivel superior que no decodifican correctamente la lectura pues leen con dificultad, hacen tantas pausas que pareciera que leen dividendo en sílabas las palabras, por supuesto, hay quienes leen con fluidez pero no comprenden lo que leen, éste es el problema que venimos arrastrando hace un tiempo, las causas son de diferente naturaleza, no pretendo hacer un análisis profundo sobre cuáles son pero saltan a la vista, por ejemplo el nivel económico y educativo de las familias de las que proceden estos estudiantes y el papel poco productivo que han desempeñado algunos maestros de la escuela primaria, secundaria y preparatoria.

Hay una gran variedad de estrategias para remediar este mal, una de ellas es la que Daniel Cassany propone: “El profesor tiene que asesorar, facilitar información sobre temáticas, autores o argumentos, pero debe dejar que los alumnos tomen la última decisión. Un sistema de listas abiertas, la presentación de reseñas publicadas o la revisión conjunta de catálogos de literatura juvenil pueden ser buenas ideas para proporcionar a los alumnos criterios de selección y dejarles tomar las decisiones” creo que si cada uno de los actores sociales que estamos involucrados en la educación en y de nuestro país hiciéramos bien nuestro trabajo, no estaríamos en los últimos lugares en pruebas de comprensión lectora, pero, siempre hay un pero, ¿cuántos estamos dispuestos a hacer bien nuestro trabajo?

Pinzás, J. (2006). Guía de estrategias metacognitivas para desarrollar la comprensión lectora. Ministerio de Educación, Lima.

Varela, F. (1990). Conocer. Barcelona, Gedisa.

Fotos: Rafaela Andrés Ortiz.

01 diciembre 2010

La concepción simbólica de la cultura






Elaboró: Gisela I. Díaz



Palabras clave: Cultura, enfoque simbólico, sistema de significados, semiótica, signo, símbolo, representaciones sociales.


Cuando se habla de cultura muchas veces se da por hecho que todos entienden a qué se refiere el término, sin embargo es conveniente identificar lo que se quiere decir con expresiones como “rescatemos la cultura de los pueblos”, “así es su cultura” o “la cultura lo determina”, los académicos, los gobernantes, el ciudadano de la calle como lo nombran Berger y Luckman (2006) emplean el término y pareciera ser que todos hablan de lo mismo, así que vale la pena dedicar un espacio a conocer las formas en las que el concepto de cultura ha evolucionado y el enfoque que del mismo prevalece actualmente en ciencias sociales. Si bien es cierto que esto debería implicar una revisión exhaustiva desde diversas teorías y disciplinas, en esta ocasión se tomará como punto de partida el texto de Gilberto Giménez (2007) denominado La concepción simbólica de la cultura, mismo que corresponde al primer capítulo de su libro titulado Estudios sobre las culturas y las identidades sociales. A continuación se presentan las ideas más importantes abordadas en el mismo y que brindan al lector un claro panorama acerca de la concepción del término cultura.


En este documento, Giménez (2007) expone de manera clara un panorama del proceso que ha seguido la conceptualización del término cultura históricamente subordinado a la antropología pero trasladado a lo largo del siglo XX por diversas circunstancias a las ciencias sociales en general bajo el movimiento denominado cultural turn, hasta llegar a nuestros días mencionando que la concepción hegemónica que prevalece es la concepción simbólica de la cultura a la que Giménez dedica el texto explicando en qué consiste la cultura como proceso simbólico, su posición teórica y metodológica de estudio como objeto transdisciplinario, su característica principal como una dimensión de toda la vida social a la que denomina transversalidad para concluir con una discusión acerca de las formas interiorizadas y formas objetivadas de la cultura retomando para tal aspecto a la teoría de Pierre Bourdieu entre otros.


La perspectiva histórica del término cultura y su transformación.

El término cultura surgió en la tradición antropológica cuando los practicantes de esta disciplina manifestaron su preocupación por la diversidad social en la pregunta “¿cuál es el significado de las costumbre extrañas y aparentemente incomprensibles observadas en sociedades diferentes a la nuestra?” (Durham, 1984, p.71 en Giménez, 2007). A partir de este momento el autor relata que el momento fundacional del término se da con la obra de Tylor (1871) quien aporta una definición tradicional del mismo bajo una perspectiva evolucionista, holística y etnográfica amplia que incluye todo lo que el hombre hace en sociedad. Boas (1920-1930) contrarresta esta perspectiva del término aludiendo que existe una pluralidad histórica irreductible de las culturas y para su estudio propone un enfoque etiquetado después por sus críticos como relativismo cultural, es decir, una objetividad relativa basada en las características de cada cultura. Es con Boas con quien da inicio la construcción del concepto de cultura en tres fases:


1. La fase concreta que mira a la cultura como conjunto de costumbres o modos de vida siguiendo la tradición de Herodoto a Montaigne.

2. Fase abstracta (1930-1950) en la que el foco de atención de los antropólogos pasa a ser el modelo de comportamiento de los grupos sociales (valores y normas), representada por autores como Ruth Benedit y Margaret Mead.

3. Fase simbólica (1970-) representada por el antropólogo Clifford Geertz quien propone a la cultura como conjunto de estructuras de significación socialmente establecidas, textos interpretables. Esta postura fue criticada por la antropología posmoderna (1980-1990) representada por autores como James Clifford y George Marcus que aluden que el conocimiento del otro es imposible y que sólo podemos acercarnos a él a partir de sus propias narraciones, lo que lleva a un subjetivismo todavía mayor en el estudio de la cultura y a un relativismo radical. Es a partir de esta “crisis de identidad de la antropología” que el término de cultura se libera de esta disciplina y su estudio se empieza a extender en las ciencias sociales. A esto se le conoce como cultural turn en ciencias sociales desde donde se define a la cultura como: conjunto de prácticas simbólicas dispersas y descentradas, un repertorio simbólico de estrategias de acción.

Giménez termina este marco histórico de la cultura mencionando las aportaciones más recientes de William Sewell (1999) quien propone repensar el concepto de cultura integrando las dos dimensiones características del término: sistemas y prácticas, ya que son elementos complementarios que articulados adecuadamente pueden proporcionar una mayor perspectiva para el estudio del tema.


La concepción simbólica de la cultura: implicaciones teóricas y metodológicas.

La tesis principal que el autor sigue es que es posible asignar un campo específico y relativamente autónomo al estudio de la cultura entendida como una dimensión analítica de la vida social regida por una lógica (semiótica) propia. Desde este enfoque de “concepción simbólica o semiótica de la cultura” se retoman a autores como Clifford Geertz y J. Thompson, concibiéndose el término como: “el conjunto de hechos simbólicos presentes en una sociedad, una organización social del sentido con pautas de significados, mismos que son históricamente transmitidos y encarnados en formas simbólicas, en virtud de las cuáles los individuos se comunican entre sí y comparten sus experiencias, concepciones y creencias” (Thompson, 1998, p. 197 en Giménez, 2007). Se agrega que retomando las raíces etimológicas del término es posible mencionar que en la cultura se encuentra el efecto de “cultivar” simbólicamente la naturaleza interior y exterior de la especie humana, cuyos frutos son sistemas complejos de signos que organizan, modelan y dan sentido a todas las prácticas sociales dentro de un tiempo histórico específico.

En su presentación Giménez hace un alto para explicar lo que entiende por simbólico o formas simbólicas. Se refiere al mundo de las representaciones sociales materializadas en formas sensibles: expresiones, artefactos acciones, acontecimientos, relaciones, la escritura, los modos de comportamiento, las prácticas sociales, usos y costumbres, vestido, alimentación, etc., es decir, al gran conjunto de los procesos sociales de significación y comunicación. Aspecto que implica el estudio de la triple problemática significación-comunicación: de los códigos sociales (sistemas articulatorios de símbolos), de la producción del sentido (ideas, representaciones y visiones del mundo) y de la interpretación (gramática de reconocimiento) .

Asimismo, lo simbólico de la cultura debe tratarse a partir de tres observaciones importantes como: 1) una dimensión constitutiva de todas las prácticas sociales, en representaciones o “modelos de” 2) como un instrumento de intervención sobre el mundo, un dispositivo de poder que no es sólo un texto para ser interpretado, es decir, orientaciones para la acción o “modelos para”; y, 3) con una relativa autonomía en su lógica de principios estructurantes para determinar sus prácticas y una relativa coherencia en la pluralidad del mundo cultural existente.

Si se considera que la cultura implica un sistema de signos, debe estudiarse como un fenómeno semiótico y la semiótica como disciplina debe estudiar la totalidad de la vida social, las leyes de la comunicación, dice Giménez (2007) son las leyes de la cultura. Es así, como se llega a la conclusión de que el estudio de la cultura no es objeto de estudio de una sola disciplina y por consiguiente no hay un único método para estudiarla pues diversas posibilidades de hacerlo son válidas cuando reconocen la naturaleza semiótica de la cultura, entonces los enfoques no se excluyen sino que se complementan. Por ejemplo: la cultura puede ser estudiada como sistema de reglas por la antropología estructural, como ideología o concepción del mundo por la tradición marxista, como sistema cognitivo y evaluativo por Gramsci, como esquemas interiorizados de percepción, de valoración y de acción por Bourdieu o como sistema modelante secundario por la semiótica cultural; Giménez (2007) prefiere estudiar a la cultura con una perspectiva dinámica un proceso que interrelaciona todo lo anterior por lo que define a la cultura como:


“el proceso de continua producción, actualización y transformación de modelos simbólicos (en su doble acepción de representación y orientación para la acción) a través de la práctica individual y colectiva, en contextos históricamente específicos y socialmente estructurados”.


Más adelante el autor presenta un resumen sobre las metodologías de investigación para el estudio de la cultura exponiendo 4 tipos de posturas: a) mediante el estudio de los textos culturales (conjunto de signos o símbolos que apuntan a un significado común); b) sectorialmente (dividir la realidad social en sectores abordados por especialistas); c) enfoque dinámico (incluye procesos articulados); y, d) estructura de clases.

El texto termina abordando el debate entre formas interiorizadas y formas objetivadas de la cultura, defendiendo el punto de que una concepción semiótica de la cultura obliga a vincular los modelos simbólicos a los actores que los incorporan subjetivamente (modelos de) y los expresan en sus prácticas (modelos para), obliga a considerar a la cultura desde la perspectiva de los sujetos (formas interiorizadas) más que de las cosas (formas objetivadas). Sin embargo se menciona que la cultura objetivada ha sido más estudiada que la cultura interiorizada, por lo que es importante atender a este último punto para cuyo estudio se cuenta con los siguientes paradigmas: 1) el paradigma de habitus (1972 y 1980) de Bourdieu, 2) los esquemas cognitivos de Srtauss y Quin (2001), Y 3) las representaciones sociales (escuela europea de psicología social).

Añade que la identificación y estudio de las funciones de la cultura interiorizada hace posible precisar la eficacia y la fuerza operativa de la cultura por lo que señala a las mimas: a) función cognitiva (esquema de percepción para comprender y explicar la realidad), b) función identificadora (las representaciones sociales definen la identidad social), c) función de orientación (guía potencial de comportamientos y prácticas), y c) función justificadora (legitima a posteriori los comportamientos y tomas de posición).

En resumen, la cultura es efectiva en tanto es incorporada por los individuos y canalizada en un flujo de acción, sin olvidar que la identidad como dimensión subjetiva de los actores sociales, constituye la mediación de la dinámica cultural. La cultura tiene funciones de elaboración del sentido común, de construcción de una identidad social y la misma se encuentra en la raíz de todas las prácticas sociales. Su estudio es algo indispensable para descifrar la dinámica social y su orientación.

El escrito provee al lector un marco muy completo para comprender lo que significa el estudio de la cultura, mostrando su importancia a lo largo de la historia y las perspectivas teóricas y metodológicas para su abordaje, clarificando la postura que el mismo asume y defiende en la actualidad por lo que se recomienda para su revisión a los interesados en el estudio de la cultura.


Referencia: Giménez, G. (2007). Estudios sobre la cultura y las identidades sociales. México: CONACULTA ITESO.

10 noviembre 2010

La descripción densa



La descripción densa
Clifford Geertz
Elaboró: Gisela I. Díaz
Noviembre 2010.





En el estudio de la realidad de los fenómenos sociales, el estudio de la cultura llega a ser completamente relevante y conviene estar consciente de la evolución del concepto a lo largo de la historia, desde la apropiación que la antropología hizo del mismo, su travesía por las corrientes de pensamiento de esta disciplina, hasta la actualidad pasando por las aportaciones que otras disciplinas han decidido hacer como la sociología y la psicología social. El reconocimiento de este camino nos permite reconocer y comprender lo que significa la cultura; sin embargo esto no es suficiente, necesitamos analizarla, interpretarla de modo que pueda fortalecerse una teoría de la cultura. Así, en esta ocasión presento de manera general y breve una mirada a la cultura desde la perspectiva de Geertz de modo que el lector interesado pueda edificar sus conocimientos al respecto.
Clifford Geertz es un antropólogo estadounidense que se unió a la escuela de Chicago en 1960 para ser parte del equipo de antropólogos de la Universidad de Chicago. Se doctoró en Harvard como Doctor en Filosofía y a partir del año 1970 fue profesor de ciencias sociales en el Institute for Advance Study en Princeton (New Jersey), hasta su muerte el 30 de octubre de 2006. En Chicago fue el principal representante de la Antropología simbólica defendiendo la perspectiva de que los símbolos son el marco de la actuación social.
En su texto denominado La descripción densa que corresponde al capítulo 1 de su libro “La interpretación de las culturas”, expone el concepto semiótico de la cultura y la necesidad de derivar, para la comprensión del mismo, un análisis de la cultura tomando como plataforma para dicho análisis, el método etnográfico (a través de la experiencia y la observación del investigador). A mi parecer, es posible decir que el texto expresa el pensamiento del autor en tres puntos principales:
1) Una crítica del concepto tradicional de la cultura y la propuesta de la concepción semiótica de la cultura como un conjunto de tramas de significación; sistema de concepciones expresadas en formas simbólicas por medio de las cuáles la gente se comunica, perpetúa y desarrolla su conocimiento sobre las actitudes hacia la vida. La cultura da sentido al mundo y lo hace comprensible.
2) La exposición del método etnográfico como una forma de analizar la cultura desde la perspectiva antropológica y generar nuevos conocimientos. Geertz menciona que el papel del antropólogo consiste en interpretar los símbolos culturales desde la perspectiva etnográfica, a lo que llama descripción densa. Advierte que el estudio e interpretación de la cultura no es cuestión de leyes, métodos o una teoría determinada, sino de una especulación elaborada que exige un esfuerzo intelectual, una descripción densa que sólo llega a partir de la observación a la experiencia del antropólogo, es decir, la labor etnográfica. Para Geertz, la etnografía no sólo consiste en seleccionar informantes, establecer relaciones, transcribir textos, etc., sino que su objeto es una jerarquía estratificada de estructuras significativas a partir de las cuáles se producen, se perciben y se interpretan las acciones, textualmente dice: “estructuras superpuestas, en cuanto a inferencias e implicaciones, a través de las cuáles el etnógrafo trata continuamente de abrirse paso”(p.22); así, el autor defiende el punto de que las manifestaciones de la cultura deben ser estudiadas como la arqueología estudia el suelo, capa por capa, desde la capa más externa hacia abajo hasta la más profunda donde se debe encontrar una matriz de símbolos a los que hay que encontrarles el significado sin buscar el origen último de las cosas, para lo que da el ejemplo del elefante sobre la tortuga.
La antropología debe buscar ampliar el universo del discurso social (Geertz cita a Wittgenstein).
3) El análisis cultural viene a ser entonces esa labor del antropólogo y etnógrafo, para desentrañar las estructuras de significación, los códigos establecidos. Primero debe captarlas y luego explicarlas. Así, una vez que se concibe a la conducta como acción simbólica, ya no llega a ser importante discutir si es conducta estructurada o una estructura mental o las dos cosas, sino que lo importante es preguntar por su sentido y valor.
Geertz menciona que: “la cultura consiste en estructuras de significación socialmente establecidas en virtud de las cuáles la gente hace cosas” (p.26). El autor expone que la cultura es pública por lo tanto su significación también lo es.

Por último, la concepción semiótica de la cultura queda entendida como: “sistemas de interacción de signos interpretables o símbolos interpretables” ya que para Geertz los términos de signo o símbolo pueden ser intercambiables; la cultura es un contexto dentro del que pueden describirse todos los fenómenos sociales de modo inteligible, denso (p. 27). El autor expone que los escritos antropológicos son interpretaciones de segundo y tercer orden.
Así, en el estudio y análisis de la cultura, ésta debe entenderse como un sistema simbólico, aislando sus elementos, especificando las relaciones que guardan los elementos entre sí y luego caracterizando todo el sistema en general a partir de sus símbolos centrales alrededor de los cuáles se organizó la cultura, con las estructuras propias de la misma que propician su manifestación o con los principios ideológicos en que la cultura se funda.
El autor inicia la conclusión de su texto discutiendo sobre la validez del análisis cultural, preguntando en dónde está ésta. Termina exponiendo detalladamente la labor del antropólogo como etnógrafo, defendiendo la postura de una antropología interpretativa que use un método inductivo en la generación de conocimiento y que por consecuencia lleve a la generación de una teoría de la cultura que no es dueña de sí misma, cuya meta es el análisis del discurso social. La teoría cultural que Geertz propone no tiene la función de ser predictiva sino que busca generar interpretaciones de hechos, descubrir las estructuras del discurso social y construir un sistema de análisis propio. Menciona que en etnografía la función de la teoría es suministrar un vocabulario en el que pueda expresarse lo que la acción simbólica dice de sí misma, expresarse el papel de la cultura en la vida humana; así el etnógrafo no sólo interpreta a partir de su observación, sino que desarrolla una teoría de la que depende tal interpretación. La antropología es entonces una ciencia que más que preocuparse por el consenso debe preocuparse por el refinamiento de su debate.
El texto le da gran importancia al método etnográfico para el estudio, análisis e interpretación de la cultura, así como para la generación de una teoría propia para interpretar a ésta, preocupándose por descifrar el significado que se encuentra oculto en lo que llama estructuras superpuestas existentes en el discurso social, al fin de las cuáles siempre podrá encontrarse una matriz de símbolos que contiene el sentido de lo dicho y de lo hecho.

Referencia: Geertz, C. (2001). La interpretación de las culturas. Barcelona: Gedisa


07 octubre 2010

Teoría e investigación de la comunicación de masas. Algunas notas.

Teoría e investigación de la comunicación de masas. Algunas notas.
Rafaela Andrés Ortiz

El documento aborda de forma muy general los dos enfoques que han prevalecido en el estudio de la comunicación.
Teoría e invest comunic

22 septiembre 2010

Estilo de Publicaciones APA

Presentamos la guía breve para el uso del sistema APA, que ofrece los estándares esenciales de citas y referencias para estudiantes y maestros en el ámbito de la investigación.

Descarga el documento: http://www.geiuma-oax.net/pdf/APAGEIUMA.pdf

03 agosto 2010

CURSOS DE INDUCCIÓN 2010

BOLETIN INFORMATIVO No. 8

FECHA: 2 de Agosto de 2010
Redactó: Nolasco Morán Pérez
mesoamerica10@yahoo.com.mx

El mes de julio, es el mes de recibimiento de los alumnos de nuevo ingreso que eligieron como una opción viable para su formación superior a la Universidad Mesoamericana.

En este mes se va introduciendo al alumno de nuevo ingreso a las actividades universitarias que durante su estancia en esta escuela deberá estar realizando cotidianamente.

El Grupo Emergente de Investigación de la Universidad Mesoamericana (GEIUMA), es responsable de una parte de los cursos de inducción que se imparten a los estudiantes de nuevo ingreso. Una de las actividades más importantes en su preparación académica y que reforzará y estimulará el desarrollo de sus habilidades tanto lógicas como creativas, son las temáticas abordadas, englobadas en lo que se conoce como “Trabajos Universitarios". Dichos trabajos integran los temas de; “Cultura de Investigación”, “Mapas Mentales”, “Mapas Conceptuales”, y “Lectura de Comprensión”, temas que los integrantes del GEIUMA exponen a los alumnos.

La finalidad general de las temáticas mencionadas se enfoca a la sensibilización del estudiante para que perciba la importancia en su formación de una actitud de apertura y disposición al aprendizaje, aprendizaje que debe ser interesante, atractivo y divertido.
En este sentido el tema de la “Cultura de Investigación” pretende sensibilizar al alumno sobre la importancia de aprender la construcción y manejo de los sistemas de información, de conocimiento y de comunicación, entendiendo que la información y conocimiento aunado a la investigación son una fuente de desarrollo de poder para el estudiante y que en la medida que adquiere las habilidades y destrezas pertinentes se va volviendo un gestor de su propio conocimiento.

Con respecto a los temas de “Mapas Mentales” y “Mapas Conceptuales”, estos dos temas se puede considerar que son complementarios, ambos de alguna manera buscan facilitar la estimulación tanto del hemisferio derecho como del hemisferio izquierdo del cerebro, respectivamente. En dichas temáticas el alumno aprende las características que identifican a los mapas mentales y mapas conceptuales, así como su importancia en la ordenación de la información y en la construcción del conocimiento, y finalmente adquiere la información básica que le permite en la práctica el manejo de procedimientos de ambas herramientas para su aplicación en sus procesos de aprendizaje. Con respecto a los mapas mentales se pueden observar los trabajos realizados por los estudiantes en el siguiente link http://www.facebook.com/album.php?aid=183908&id=658583246 .

La “Lectura de Comprensión”, sensibiliza al alumno para que entienda la importancia de la lectura y la comprensión de la misma en su desarrollo personal, académico y profesional, como un ejercicio que estimula el desarrollo de otras habilidades tales como sus capacidad para imaginar y crear diversos escenarios posibles, su habilidad para relacionar, analizar e interpretar diferentes contextos, culturas y sus protagonistas, su capacidad para enriquecer su vocabulario y lenguaje que le permita cambiar su mirada, su percepción y su habilidad para explicar e interpretar su mundo y así mismo.

En esta ocasión los temas antes mencionados se expusieron a cinco grupos y aproximadamente a 150 alumnos.