01 junio 2009

Las aportaciones lógicas del positivismo.


Las aportaciones lógicas del positivismo.

por Jorge Galván.

Resumen: Este artículo tiene como finalidad hacer una breve exposición de las aportaciones del Positivismo Lógico principalmente dentro del Círculo de Viena. Esta corriente filosófica, a pesar de la polémica que puede generar, hizo evidentes algunos de los vicios especulativos del quehacer filosófico.

Palabras clave: Positivismo Lógico, Círculo de Viena, Lógica.


El Positivismo Lógico está representado por un grupo multidisciplinario –matemáticos, físicos y filósofos- que coinciden en aceptar determinados postulados. Este grupo, fundado en el año de 1924, fue conocido como el Círculo de Viena y estuvo integrado por pensadores tales como Moritz Schlick y Rudolf Carnap, quienes fueron los fundadores y principales representantes, además de Kurt Gödel, Otto Neurath, A. J. Ayer, Hans Reichenbach, David Hilbert, Herbert Feigl, Philipp Frank, Hans Hahn, Carl Gustav Hempel, Karl Menger, Richard Von Mises y Friedrich Waismann.


Las influencias de este grupo se hacen evidentes en la redacción del Manifiesto en la que explican sus objetivos y su manera de entender el conocimiento. En dicho manifiesto se hace mención a pensadores como John Locke y David Hume por sus aportaciones al empirismo, así como a Leibniz por sus aportaciones lógicas y matemáticas, evitando en todo momento su pensamiento metafísico. El movimiento del Círculo de Viena surge ante los excesos metafísicos cometidos por Hegel y sus seguidores que buscan traer a escena las indagaciones metafísicas que desde Kant ya habían sido resueltas. Podemos hablar de otras influencias laterales al desarrollo de este grupo en pensadores como Wittgenstein, el primero, Withehead y Russell.

Para el Círculo de Viena la solución de todo problema epistemológico se encontraba en el análisis del lenguaje, es decir, en verificar la validez de los enunciados que se utilizan para expresar un conocimiento. Para los positivistas del Círculo de Viena un enunciado es significativo –quiere decir algo real- si posee un método de verificación empírica o si son analíticos, aquellos que Kant describe como juicios en donde el predicado está contenido ya en el sujeto. Estos pensadores coinciden en que es solamente en las ciencias empíricas donde se encuentran los enunciados que tienen un referente empírico que verifique lo que enuncian. Por otra parte, es en las matemáticas y en la lógica donde podemos encontrar los juicios analíticos, aunque entendiendo que estos no brindan ningún avance en el conocimiento ya que su naturaleza es axiomática o tautológica. Estas afirmaciones harían evidente que todo enunciado de carácter filosófico carecería de sentido ya que no están respaldados ni por un hecho, ni por evidencia lógica o matemática.

El positivismo lógico parte de la idea que sólo podemos hablar con sensatez del mundo si tenemos alguna experiencia sensorial de él, de no ser así el enunciado será considerado como absurdo, como carente de sentido, esto es, no se podría decir que el enunciado es verdadero o falso, sólo se podría decir que es incomprensible. Aquello que da sentido a lo que se enuncia es el hecho que acontece en una realidad captada por los sentidos y al cual el enunciado hace referencia. Los enunciados que hablan de conceptos tradicionalmente filosóficos como alma, esencia, ser, dios, como por ejemplo: “el alma es inmortal”, “la esencia da forma a la materia”, “el ser es inmutable” “dios es perfecto” y otros, serán llamados por este grupo como pseudoproposiciones, ya que aparentan estar bien estructurados y, por lo tanto, tener sentido, pero esto no es que más que resultado de un abuso del lenguaje. Es por eso que la metafísica y todas sus especulaciones resultantes no serían más que un enorme apilado de pesudoproposiciones, de proposiciones sin sentido, lo que lleva a afirmar que los problemas de la metafísica realmente no lo son. Aquellos “problemas” que están planteados a partir del uso de pseudo proposiciones no son más que pseudoproblemas, ya que realmente no discuten nada sobre el mundo y su “sensa data”. Con esto la metafísica, columna vertebral de la Filosofía durante mucho tiempo, debería ser eliminada con el simple análisis lógico del lenguaje que utiliza.

Para miembros del Círculo de Viena como Carnal y Schlick toda proposición, para ser válida, debe ser reducida de un lenguaje físico a un lenguaje sensorial, esto es, cada uno de los elementos que contenga una proposición debe ser captado por los sentidos, agregando solamente algunos conectores o cuantificadores. Uno de los ejemplos con que buscan explicar esta idea es el siguiente: A la proposición “La Luna es redonda" que parte de un lenguaje físico se le puede reducir a una proposición de lenguaje sensorial como "Hay un objeto blanco y redondo en este momento tal que lo llamamos Luna". Si los enunciados pueden ser reducidos de esta manera se hará evidente su sentido. A estos enunciados los llamaron “enunciados protocolares” y los consideraron como la única fuente de conocimiento confiable. Aquellos enunciados que no puedan soportar esta reducción se les considerará como pseudoproposiciones. La “purificación” del lenguaje –su posibilidad de ser reducido a enunciado protocolares- permitiría la creación de un lenguaje único en la ciencia.

Aunque el Círculo de Viena busca en buena medida frenar los excesos metafísicos del idealismo alemán, es cierto que también logran cuestionar otras disciplinas que buscaban ser reconocidas como ciencias. Esto llevó al grupo a discutir sobre el problema de la demarcación de la ciencia que nunca pudo ser resuelto de forma definitiva por ellos, ya que dentro de los mismos integrantes había desacuerdos sobre los criterios que se deberían utilizar para demarcar el quehacer científico. Desde el año de 1933 la mayor parte de los integrantes del Círculo de Viena se ven obligados a emigrar principalmente a Estados Unidos e Inglaterra debido a la presencia del partido Nazi. El grupo se desintegra finalmente en el año de 1936 con la muerte de Moritz Schlick a manos de un estudiante nazi. Aunque años después los integrantes siguen publicando trabajos, estos ya son de manera aislada. El positivismo lógico es considerado como una de las filosofías más influyentes de la primera mitad del siglo XX.