21 abril 2009

DE LA LIBERTAD COMO CONDICIÓN HUMANA. BREVES REFLEXIONES SOBRE EL PENSAMIENTO DE SARTRE.


De la libertad como condición humana. Breves reflexiones sobre el pensamiento de Sartre.

Jorge Galván Ariza.

En esta conferencia que Sartre ofrece, quedan explicadas varias de las tesis fundamentales de su existencialismo y podríamos decir que, de alguna forma, “consagra” su pensamiento. Al defender a su existencialismo de algunas críticas, básicamente marxistas y cristianas, Sartre reitera su pensamiento y lo vincula con el humanismo, si bien es cierto que no lo hace con la concepción tradicional, también lo es que ubica al hombre como centro y fin de todo su pensamiento.

Sartre parte de dos aseveraciones contundentes que el hombre es libre, más aún, libertad y que, por lo tanto, “la existencia precede a la esencia”. Cuando el filósofo francés afirma que la libertad del hombre en esta especie de condena también se está oponiendo al concepto de esencia, a la idea que existe una naturaleza humana, un condicionamiento para actuar. Si nosotros aceptamos que existe esta naturaleza estaríamos aceptando que estamos obligados a actuar de acuerdo a esta naturaleza, a esta forma “esencial” de ser. Así pues, queda claro en Sartre que si el hombre es libertad estaría exento de naturaleza, de esencia. De aquí mismo podemos partir para la explicación de su ateismo. La idea de dios está vinculada a la causa, al origen, a la idea de creación, sin embargo, suponernos como el resultado de una creación implicaría que el creador nos dotó de ciertas notas características de las que no nos podemos desprender, nuevamente nos encontraríamos en el ámbito de la esencia, nosotros, los creados, tenemos estos rasgos que el creador decidió poner. Esto, nuevamente, atentaría contra la libertad. Si partimos del hombre como libertad (no como ser libre, si decimos que el hombre posee la característica de ser libre estaríamos afirmando también que esa condición es susceptible de ser perdida, que el hombre puede perder su libertad, pero esto no es posible, por eso el hombre no es libre, es libertad) entonces debemos entender que la existencia de dios es imposible. La existencia y todas las decisiones que conlleva deben ser asumidas en libertad, en claro ateísmo.
Esta libertad orilla al hombre a la perpetua decisión, a decidir sobre cada acto que realiza, su libertad lo obliga a eso, no hay posibilidad de obediencia ni renuncia, la decisión es constante. Incluso el ceder su libertad para que otros decidan por él es una decisión tomada en libertad. Si el hombre decide acatar lo que los otros dicen lo hace por su libertad y siempre con la posibilidad de desobedecer para hacer un uso distinto de su libertad. Esto es, el hombre se determina en cada acto que comete. Hemos dicho, entonces, que el hombre es libre y que no tiene naturaleza, es decir no tiene esencia, El hombre es lo que es por cada decisión que toma. El hombre se determina asimismo en la inevitable aplicación de su libertad, cada una de las decisiones que toma lo lleva al escenario en que se encuentra en ese momento. El individuo es lo que es no por que esté proyectando o reflejando su naturaleza, sino porque cada decisión que ha tomado, en total libertad, lo hizo lo que es. Es por esto que “la existencia precede a la esencia”. Lo que podemos llamar mi esencia es el producto de mí existir, no de un modo de ser determinado, no de una condición innata o a priori.

Las críticas hechas a Sartre giran en torno a un quietismo (críticas principalmente marxistas), una resignación ante las injusticias o sin-sentido. Este punto es defendible desde la visión sartriana, si entendemos que la toma de decisiones es inevitable durante cada momento de la existencia, de este modo cualquier noción de quietismo quedaría superada. El hombre está imposibilitado a la quietud. Por otra parte, los cristianos señalan la posibilidad del caos al eliminar la figura de dios. La idea de dios es una idea que sostiene el sentido del mundo, cuando se erradica esta idea nos enfrentamos a un mundo sin universales, sin un sentido propio sin absolutos. Esto puede llenar de temor a aquellos que prefieren suponer que sus actos son guiados por algo trascendental que por su inherente libertad. Desde Sartre podemos entender que el mundo no tiene sentido, pero no niega la posibilidad de construirle sentido a partir de las propias acciones del hombre. Así, el hombre, como el mundo, no tienen esencia pero sí son determinados por la acción.
El pensamiento de Sartre resulta claramente humanista si entendemos que toda la responsabilidad (sobre el ejercicio de su libertad) recae sobre el hombre. Al eliminar la figura de dios pone a los hombres de frente en un mundo sin fundamentos y que, por lo tanto, será determinado. Libertad y responsabilidad.